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DEJA DE PERSEGUIR LA FELICIDAD: CONSTRÚYELA

 DEJA DE PERSEGUIR LA FELICIDAD: CONSTRÚYELA

Vivimos obsesionados con perseguir la felicidad como si fuera un premio escondido en algún lugar del futuro. Creemos que llegará cuando tengamos más dinero, cuando encontremos a “esa persona”, cuando consigamos el trabajo soñado o cuando por fin logremos todo lo que tenemos en la lista de pendientes.

El problema es que esa persecución nunca termina. Cada vez que alcanzas algo, aparece otra meta, otro “cuando tenga esto, ahora sí seré feliz”. 



Y así te pasas la vida entera corriendo detrás de una sombra que nunca se deja atrapar.

La verdad es dura, pero liberadora: la felicidad no se persigue, se construye.

La trampa del “cuando”

Piensa en cuántas veces has dicho:

  • “Seré feliz cuando gane más dinero.”

  • “Seré feliz cuando tenga pareja.”

  • “Seré feliz cuando me mude a otra ciudad.”

¿Y qué pasa? Que alcanzas eso que tanto querías y la felicidad dura un rato, pero después vuelve el vacío. Porque la felicidad no estaba en esa meta. La felicidad estaba (y siempre estará) en la manera en que eliges vivir el proceso.

Felicidad como construcción

La felicidad no es un destino, es un edificio. Cada decisión, cada hábito, cada pensamiento son ladrillos que lo levantan o lo derriban.



  • Un ladrillo es la gratitud: aprender a ver lo que ya tienes en vez de vivir enfocado en lo que falta.

  • Otro ladrillo es la disciplina: porque sin esfuerzo no hay logros, y sin logros no hay satisfacción real.

  • Otro ladrillo es el propósito: saber por qué haces lo que haces, más allá de la rutina diaria.

Cuando entiendes esto, dejas de correr detrás de lo que te falta y empiezas a trabajar con lo que ya tienes.

La mentira del “todo resuelto”

Nos vendieron la idea de que ser feliz es tener todo bajo control. Una vida perfecta, sin problemas, sin tropiezos. Pero eso no existe. No hay persona en el mundo sin cicatrices, sin miedos, sin batallas internas.

Entonces, si la felicidad no es perfección ¿qué es?
Es aprender a bailar incluso cuando la música no es la que esperabas.
Es seguir caminando aun con heridas en los pies.
Es encontrar motivos para sonreír en medio del caos.

Un ejemplo sencillo

Piensa en alguien que tiene poco, pero siempre sonríe. ¿Por qué? Porque decidió construir su felicidad en lo que depende de él: en la actitud, en los detalles, en las relaciones, en el agradecimiento.

Ahora piensa en alguien que lo tiene todo, pero nunca está conforme. ¿Por qué? Porque persigue la felicidad como si estuviera afuera, cuando en realidad nunca aprendió a construirla dentro.

El cambio de enfoque

Deja de preguntar: “¿cuándo seré feliz?”
Y empieza a preguntarte: “¿qué puedo hacer hoy para construir felicidad en mi vida?”

Tal vez la respuesta sea tan simple como cuidar tu salud, valorar a quienes tienes cerca, o dedicar cinco minutos a algo que amas. No se trata de esperar el gran momento sino de fabricar pequeños momentos que juntos forman una vida plena.

Conclusión

La felicidad no llega como un milagro ni como un premio que alguien te entrega. La felicidad se construye ladrillo a ladrillo, decisión a decisión, día tras día.

Así que deja de correr detrás de lo que crees que te falta.
Empieza a construir con lo que ya tienes.
Y entiende esto: la felicidad no es un destino al que algún día vas a llegar. La felicidad es la manera en que eliges caminar el viaje.

Recuerda sueña y logra ;-)

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